Los orígenes de Nueva York

La historia de Nueva York va directamente unida a la de la isla de Manhattan ya que hasta 1898 la ciudad estaba formada únicamente por dicha isla.

El primer contacto de los exploradores con la actual Manhattan data de 1524, cuando el explorador Giovanni da Verrazzano, al servicio de la corona francesa, descubrió esta isla habitada por los indios algonquinos e iroqueses. El segundo en explorar la bahía fue el británico Hudson en 1609 (a bordo de una nave holandesa) y que dio su nombre al río.

Ya en 1626, Peter Minuit, gobernador de la compañía holandesa de las Indias Occidentales, compró la isla de Manhattan a los indios por 60 florines, y creó una colonia a la que denominó Nueva Amsterdam, especializada en el comercio de pieles con los indios. Durante 50 años escasos los colonos holandeses sentaron las bases de la esencia comercial y multiétnica de la ciudad. Durante este tiempo se enfrentaron a la todopoderosa Compañía de las Indias Occidentales. Adriaen van der Donck, un joven abogado convencido que un día aquel enclave superaría a Holanda como potencia mercantil mundial, cruzó el Atlántico y presentó ante el Gobierno la demanda para convertir la colonia en ciudad , y aunque en un principio la Haya le dio la razón, el estallido de la guerra anglo-holandesa (1652) truncó su sueño. La estratégica colonia, que a través del río Hudson daba entrada al continente, se convirtió en la presa de dos imperios mundiales.

En 1674, por el tratado de Westminster, pasó de los holandeses a los ingleses que la rebautizaron con el nombre de Nueva York en honor al Duque de York.

Aún quedan algunas referencias de este origen holandés de Manhattan, como el propio nombre de ‘Wall Street’, calle que, en su momento, pasaba por delante las vallas («Wal» en holandés) del antiguo fuerte Amsterdam. El nombre del barrio ‘Harlem’ viene derivado de la aldea de ‘Nueva’ Haarlem (ciudad vecina de Amsterdam).

Finalizada la Guerra de la Independencia se reunió en Nueva York el Congreso que nombró en 1789 presidente a George Washington, y fue la capital federal durante un año hasta que se trasladó a Washington DC.

En 1835 la inmigración y el desarrollo convirtieron a Nueva York en la ciudad más grande de Estados Unidos.

Si quieres profundizar en esta apasionante historia puedes hacerlo leyendo Manhattan, la historia secreta de Nueva York (Duomo), del historiador Russell Short. De todas formas, ya una productora americana se ha interesado por los derechos de esta obra con lo que pronto podremos disfrutarla en el cine.

¿Te animas a venir con Eurolingua a seguir los pasos de esta historia?

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